Mamá, si todavía me escuchas.
Diles que al fin me callaron
recuérdales que se los dije
que tampoco me escucharon.
Diles, que ya no cantaba,
que caminaba rápido,
que solo miraba al frente.
Muestrales las vendas mamá.
Explicales como me envolví
para modificar mi cuerpo,
que nadie vea mi pecho creciendo
diles que no estaba loca,
que solo tenía miedo.
Cuentales mamá,
yo no quería callarme.
Y cuando no me crean,
porque sé que no lo harán,
muestrales los huecos en mi piel mamá,
explícales que oímos
que a las niñas con tatuajes no se las llevan,
que yo me tatue todo.
Qué fue lo único
con lo que pudiste reconocerme.
Que vean los mapas mamá,
que sepan que yo nunca
regresaba por el mismo camino
que se lleven todo si quieren,
que igual ya te lo habían quitado,
porque lo que te devolvieron de mi
no alcanzaba para enterrar.
Hablales de mis sueños mamá,
diles que yo quería viajar por el mundo,
que no necesitaba nada,
que solo quería cantar.
Diles que papá lo intento
que lloré toda la noche
que tenía miedo de hacerlo.
Mamá que no me olviden,
cuenten las veces que me senté frente a la puerta
que aunque intentaste no pudiste cortar mis alas,
que yo salí a contar estrellas,
que pelee, que grite, que mordí y arañe.
Y señalarlos
que a ti tampoco te de miedo,
gritales bien alto que por ellos,
yo no volví.
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