Texto publicado en el periódico 33 de Vinnitsia, Urania. Les dejo la versión original y la traducción al español.
ORIGINAL
«Ти можеш сказати…
Я нагадаю тобі, бо ти вже забув тепло наших обіймів, коли перша ракета прогуркотіла і налякала нас до сивого волосся. Ми бігли з дев’ятого поверху, а здалося, наче впали звідти, але наші руки ніколи не відпускали один одного.
Я бачу, що тобі боляче, що ти тремтиш від холоду, ми наче замкнені в бункері. І я починаю знову повторювати тобі всі історії, які я тобі розповідала. Починаю співати тобі пісні, які я придумала, щоб не чути свисту куль. Але ти залишився без голосу, наче його зсередини з’їли черви. Намагаюся оживити тебе, а ти говориш про людей, які зі зламаними пальцями рахують дні без їжі. Ти під¬німаєш руки вгору і повторюєш «не винні». Нам довелося побачити світанок, а дехто сам став світанком. Війна. Ціна війни — людські життя. Ціна людського життя?
І я молюся Богові за дітей, які бачили смерть своїх батьків, за батьків, які померли за своїх дітей. Нехай ніхто не закриває очей, коли ми розповідатимемо про всі життя, які зникли, які зруйнувалися.
І я дивлюся на тебе. І мій погляд говорить, що без тебе мене нема. Мене нема, я не дихаю. Що єдині літери, які в мене залишилися, це літери твого імені. Без тебе для мене навіть сонце не сходить. Я живу і дихаю лише тобою. Я без тебе не можу, без тебе я не існую, а тепер мені завжди холодно.
TRADUCCIÓN
Puedes decirle, cuando lo tengas ahí, frente a ti. Ahí con esa paz tan suya, con ese estar tan en calma, con su silencio absurdo. Cuándo él y su infinita gracia te ilumine hasta los huesos, cuándo en su cariño inmensurable te quedes angustiado. Pregúntale. Qué yo sé que estás ahí. Que tú no quisiste que a ti te obligaron. Pregúntale, repite mil veces, que escuche. Cuéntale, cómo tardamos veinte años en encontrarnos al otro lado del mundo, y dos miradas en querernos, en dejarnos querer. Cuéntale, cómo nos tomábamos de la mano, cómo corríamos en los campos, cómo cantábamos contra el viento.
Explícale que nos alimentabamos de besos y huevitos en la madrugada, que repirábamos entre cortes de versos, que vivimos esperando el amanecer. Que las luces nos fascinaban, que convertimos nuestro invierno en primavera. Muestra el lago si hace falta, que ahí las estrellas jugaban a embriagarnos, nosotros a volar.
Que escuche nuestros pies descalzos patinando por el hielo, el vino bajando por las gargantas, las cascaritas de mandarina rodando por el campo. Que escuche bien, que cuente todas las promesas que nos hicimos, todos los tequiero, así todo juntito y chiquito porque era la única forma que sabíamos querer. Y recuérdale. Que él ya lo habrá olvidado. Que sienta el calor de nuestro abrazo cuando el primer misil nos retumbó hasta los huesos, cuando caímos nueve pisos de la mano, cómo nunca nos soltamos.
Que le duela, que tiemble de frío como nosotros encerrados en el bunker. Que llene de tierra sus inmaculados mantos. Repite todos los cuentos que te conté para olvidarnos del hambre, y canta. Canta mil veces las canciones que invente para callar las balas. Que él también se quede sin voz, que a él también se lo coman por dentro los gusanos. Revivele. Dile que con los dedos quebrados contamos los días sin comer, que no tuvieron que obligarnos, que ya estábamos arrodillados, que tuvimos que ver cómo el amanecer nos quemaba hasta los sueños. Y no, no pares, no temas, que está vez sí vea.
Que lamente todas las miradas, que escuche todas las súplicas. Que no, que esta vez no ignore nuestros rezos. Repite los nombres de los niños que vieron morir a sus padres, de los padres que murieron por los hijos. Que no cierre los ojos cuándo le digas todas las vidas que pisaste para subirme al tren, que no se vaya cuando le muestres que no subiste conmigo.
Y señala. A él y a mí. A ti y a mi. Muestrale que yo sin ti no soy, no existo, no respiro. Que las únicas letras que me quedan son las de tu nombre, que los gatos ya no maúllan, que hasta el sol se avergüenza y ya no sale. Muestrale que sin ti. Sin ti yo no. Sin mí tú no, que sin ti no puedo, sin ti no existo y que ahora, siempre tengo frío.
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